Si el objetivo inicial de esta investigación era examinar el efecto de los residuos en la producción de hongos comestibles, a lo largo del estudio se constató que los desechos de eucalipto y laurel modificaban algunas de las características sensoriales de las setas, aportándole más sabor y una mayor calidad.
Pleurotus ostreatus |
Los expertos argentinos adscritos a la Universidad de Navarra no encontraron documentación ni información sobre la evaluación sensorial de los hongos comestibles. Por este motivo, organizaron un grupo para determinar y comparar los distintos atributos de dos especies: la Pleurotus ostreatus, que es la segunda seta más cultivada y consumida en todo el planeta, y la Polyporus tenuiculus, una especie silvestre y comestible que podría cultivarse con fines comerciales.
“Un panel de expertos ha confirmado que los hongos que hemos cosechado sobre residuos de eucalipto y laurel presentan un color marrón, un sabor a hongo y una gomosidad superior a la de los cultivados con métodos tradicionales”, según explica Alejandra Omarini, primera autora del estudio, e investigadora recién incorporada al Grupo de Investigación de Genética y Microbiología de la Universidad Pública de Navarra.
El proyecto se llevó a cabo en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la Universidad Nacional de General San Martín (Argentina) y ha sido publicado hace tan sólo unos meses en el International Journal of Food Science & Technology.
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