El eucalipto es la mejor especie para cultivar biomasa con fines energéticos gracias a su eficiencia para fijar más CO2 atmosférico, por su bajo consumo de agua y fertilizantes, así como por sus altas tasas de crecimiento y su mayor poder calorífico frente a otras especies como el cardo, el chopo o el sauce.
Así se desprende de las investigaciones llevadas a cabo a lo largo de una década por el departamento de I+D+i forestal del Grupo Ence en Huelva, que ha analizado distintas especies herbáceas y leñosas para cultivar biomasa.
Los primeros resultados de estas investigaciones apuntan a que, "con mucha diferencia", son varias especies de eucaliptos las más eficientes por fijar más CO2 en forma de biomasa, por su mayor crecimiento, su mayor poder calorífico y su menor consumo de recursos naturales, como agua y nutrientes.
De esta forma, las principales ventajas ambientales del eucalipto le confieren claros beneficios comparativos frente a los cultivos agrícolas, con demandas de fertilizantes y agua mucho mayores. Esto convierte a esta especie forestal en una opción inmejorable en zonas de agricultura tradicional donde las reformas de la Política Agraria Común (PAC) están comprometiendo su rentabilidad y viabilidad futuras.
Otro factor a tener en cuenta y que consolida al cultivo energético como alternativa al abandono agrícola es el objetivo marcado por Europa en cuanta al desarrollo de las energías renovables. Así, la UE cifra en un 20 por ciento la cuota de producción de este tipo de energía en 2020, lo que sitúa a la biomasa como el sustituto idóneo para determinados cultivos de baja competitividad.
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